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Foto del escritorOlga Barroso

Spiritual Bypassing, la serpiente en el Edén.

Era 2011, acababa de regresar de un mes intensivo de mi entrenamiento de maestros en el paraíso costarricense.

Abrí mi correo electrónico para encontrar un mensaje de mi exnovio intermitente deseándome lo mejor, pero contándome que no había podido dejar de pensar en mi en su nueva relación, que me extrañaba pero que era imposible que estuviéramos juntos... ya saben, breadcrumbing clásico y nula responsabilidad afectiva.

Al leerlo, lloré hasta que la voz de mis maestros resonó en mi cabeza, diciendo algo como "si te enganchas a la emoción, es porque tienes mucho ego". Evidentemente, ¡yo no quería tener mucho ego! Había pasado un mes tratando de aniquilarlo, comiendo vegano, haciendo yoga y cantando mantras. No era una opción tener ego.


Así que hice lo que cualquier ser "iluminado", (desde mi perspectiva, claro está), habría hecho: me limpié las lágrimas, respiré y le escribí con una compasión ciega que el mismo Gandhi envidiaría.

Iba algo sobre estas líneas:


"Querido exnovio: Gracias por tus buenos deseos, los recibo con el corazón abierto. Es el honor de mi vida que te hayas tomado el tiempo fuera de tu nueva relación para escribirme esto tan bello. Yo también te deseo lo mejor de la vida y ojalá siempre seas muy feliz. ¿Que no has dejado de pensar en mi y estás escribiéndome cosas románticas a pesar de estar en una relación nueva? Te lo permito y te lo refuerzo al escribirte algo que una niña de 21 años quizás escribiría. He aprendido que todos hacemos lo mejor que podemos en el momento y que hay que ser ultra compasivos, así que ponerte límites no suena como una gran idea, al contrario, sonaría a juicio y como que yo me estoy enganchando y eso es CERO espiritual, así que mejor te permito hacer lo que haces sin consecuencias ni responsabilidad afectiva (que a esta edad no estoy enterada de ella). Nos vemos a mi regreso para tomar un café en el que sin saberlo todavía, voy a caer en un patrón super destructivo en mis relaciones.
Te mando luz y amor,
Olga."


Tenía 21 años, una visión diferente de la vida y supongo que mucha esperanza y fé ciega en lo que me habrían enseñado.

No quiero decir que lo que me enseñaron fuera malo o extremo, sino que quizás yo no tenía la capacidad de formar mi propio criterio respecto a lo aprendido. Hoy me veo con mucha compasión y ternura, sin juzgarme, pero vaya que necesitaba mucho aprendizaje. Si sumamos a eso, una historia de trauma en distintos niveles, inmadurez, heridas emocionales y la vulnerabilidad de salir al mundo real después de un mes de estar en una utopía espiritual, dirían en mi ciudad "pues se juntaron el hambre y las ganas de comer" y el resultado fue un spiritual bypassing característico de la época.

Aunque hoy es otra historia, y vivo mi espiritualidad de una forma más sana y funcional, puedo decir que ha sido un camino de mucho trabajo y de romper muchísimas estructuras viejas y nuevas, de constante checking-in conmigo misma y de hacerme muchas preguntas.


Pero, ¿qué es el spiritual bypassing?

De acuerdo con John Welwood, quien fue el primero en acuñar el término en 1984 en su libro Toward a Psychology of Awakening , es el uso de prácticas y creencias espirituales para evitar lidiar con nuestros sentimientos de dolor, heridas no resueltas y necesidades de desarrollo.

Robert Augustus Masters, en su libro Spiritual Bypassing: When Spirituality Disconnects Us from What Really Matters lo llama "evitación o disociación en ropas divinas".


Básicamente, es utilizar a la espiritualidad como una herramienta de fuga y evitación, negando nuestra verdadera experiencia espiritual, que es el ser humano y vivir esta experiencia con todos sus matices. Puede también ser una respuesta de trauma, al querer evitar tocar memorias emocionales negativas.

Esto nos lleva a un tipo de positividad tóxica en la que las emociones y sentimientos "negativos" no son bienvenidos.

Es usar frases refritas de enseñanzas antiquísimas y valiosas para evitar estar presentes y en contacto con nuestra parte de sombra. Es caer en una positividad tóxica y una espiritualidad de tianguis que nos brinda un alivio provisional pero que en realidad, no resuelve nada y permite que la raíz del problema crezca y se acentúe.


El motivador principal para esta conducta es la evitación. Se usa como un mecanismo de defensa para protegernos de cosas o situaciones que son muy dolorosas de afrontar. Pero el precio a pagar es mayor, puesto que aquello que resistes, persiste.


En el consultorio he visto que muchos de mis pacientes llegan con un miedo tremendo a sentir. Y esa evitación a sentir es lo que ha generado muchísimos más problemas en sus interacciones interpersonales y sobre todo, en su relación consigo mismos.


El spiritual bypassing es, por decirle de alguna forma, tapar el sol con un dedo.

Se utiliza para desestimar las preocupaciones muy reales de personas que están lidiando con problemas. Sugiere que como personas, podemos aludir a un pensamiento positivo individual para superar problemas sociales.


La cultura del wellness ha sido un campo fértil para el spiritual bypassing, la positividad tóxica y el tianguis espiritual o espiritualidad instantánea. Esta perpetúa discursos de optimismo permanente, que se vuelve el impulso de la evitación espiritual. Esta cultura enseña que las emociones densas o negativas no son saludables, por lo que uno no puede estar sano a menos que podamos "vibrar más alto" y no sentir estas emociones.

Nos castigamos por sentir tristeza, enojo y frustración, cuando en realidad, estas emociones son lo más natural que puede existir en nosotros.

Nos vamos moldeando y vamos aprendiendo patrones de pensamiento y conducta que, a largo plazo, pueden jugar en nuestra contra.


Tengamos en mente que nada es en sí bueno ni malo, todo depende de la funcionalidad que tenga para ti. Sin embargo, el spiritual bypassing tiene impacto directo sobre sentimientos de ansiedad, fidelidad ciega a líderes, codependecia, problemas de control, negligencia sobre nuestra propia responsabilidad, confusión emocional, tolerancia excesiva o ciega a conductas inapropiadas, sentimientos de vergüenza y narcisismo espiritual. Esto tiene la potencialidad de influenciar nuestro pensamiento, nuestros sentimientos y conductas que, sostenidas por un tiempo, se vuelven nuestros patrones y la forma en que percibimos al mundo.


El narcisismo espiritual es usar prácticas espirituales como una forma de aumentar la importancia de uno mismo, inflando nuestro propio ser al mismo tiempo que uso esa misma espiritualidad para desvalorizar al otro.

Si nuestra espiritualidad alimenta nuestras respuestas de trauma (lucha, huida, congelamiento, servilismo), estamos creando conexiones neuronales que nos programan a usar nuestra espiritualidad como una forma de fuga, competencia, lucha e incluso de quitarnos nuestro propio poder.

Esta disociación o evitación espiritual es una herramienta que utilizan líderes de cultos, sectas e incluso algunos líderes políticos.


Algunos aspectos importantes de la evitación espiritual o spiritual bypassing son:

  • desapego exagerado

  • fobia al enojo

  • represión y adormecimiento emocional

  • sobre-enfatizar lo positivo

  • tolerancia ciega y desmedida

  • límites débiles o porosos

  • desarrollo disparejo (se prioriza la mente cognitiva y racional sobre la inteligencia emocional y/o moral)


Entonces... ¿si voy por un camino espiritual siempre estoy haciendo spiritual bypassing?

Conforme fui creciendo, madurando, yendo a terapia y resignificando las enseñanzas de mis maestros con criterio y discernimiento, he entendido que la espiritualidad es aquella que te conecta más a ti mismx y al mundo, no la que te fuga de el. Es hacer el trabajo, el cual puede tomar más tiempo que un fin de semana tomando ayahuasca y metiéndote al temazcal.

La espiritualidad es un impulso que nos ayuda a mejorar nuestro bienestar y entrar en contacto con nuestro ser en todas las esferas; es integrar cada una de nuestras partes sin negar ninguna- ni siquiera las pecaminosas, oscuras y aparentemente desagradables.

De acuerdo con Masters, "la espiritualidad no es un estado eufórico ni alterado. Se trata de algo aterrizado, real, responsable, radicalmente libre y naturalmente integral, que nos mueve desde la raíz hasta que dejemos de tratarlo como un pasatiempo (...) Es un fuego de liberación, un crisol y un santuario, que provee tanto calor y luz para la sanación y despertar que necesitamos".

Por otro lado, el spiritual bypassing es una forma de escondernos y negarnos detrás de prácticas espirituales, evitándonos hacernos conscientes de lo que sentimos, distanciándonos así de nosotros mismos y por ende, del mundo a nuestro alrededor.

En palabras de uno de mis favoritos, Ken Wilber, "la espiritualidad se trata de incluir y trascender, mientras que el spiritual bypassing es excluir en un intento de trascender".


La espiritualidad integrada es la que abraza y sostiene a la experiencia humana, el spiritual bypassing la niega.

El spiritual bypassing, de acuerdo con Masters, nos distancia no solo de nuestro dolor y problemas personales difíciles, sino que también lo hace de nuestra espiritualidad auténtica. Nos hace apegarnos a la idea de que este camino o este maestro nos va a dar la salvación o sanación que estamos buscando, adoptando una lealtad ciega e inflexible a versos o prácticas y nos aleja de habitar nuestra humanidad en su totalidad.


Así que no, no necesariamente estamos incurriendo en una conducta de evitación si somos espirituales. Aquí es en donde yo les invito a usar su discernimiento y sabiduría para realmente cuestionarse y reconocer cuándo es que usan sus prácticas como una fuga y no como un medio de conexión.



Ejemplos de spritual bypassing:

Hay muchísimas formas en que el spiritual bypassing puede manifestarse, y lo hace a veces de una forma muy elusiva justamente porque se ha normalizado.

Aquí tienes algunos ejemplos:


Evitar sentimientos de enojo. ¡Imposible! El enojo ahí va a estar, y va a encontrar una forma de salir tarde o temprano.

"No tiene caso enojarme, mejor respiro y lo dejo ir".


Creer que, de alguna forma, eres espiritualmente superior y esconder tus inseguridades detrás de ese pensamiento. Partamos de este punto: no hay niveles en la espiritualidad. Cada quien estamos trabajando un tema diferente en diversos momentos de nuestra vida. Si te encuentras a personas que se autodenominan espiritualmente superiores, probablemente ese sea el tema a trabajar.

"Yo voy todos los domingos a misa, y ella se la vive de fiesta. ¡Qué horrible! Dios la va a castigar por libertina."

"Yo ya me fui a meditar con los monjes budistas y estás meditando mal."


Creer que todos los eventos traumáticos tienen una lección detrás o que siempre hay algo bueno detrás de un evento traumático. Debo admitir que alguna vez pensé esto... hasta que tuve eventos traumáticos. Si, aprendemos de todos los eventos en nuestra vida, pero a veces esas lecciones se vuelven patrones de conducta o pensamientos incómodos. Te pido de rodillas que no le digas esto a una víctima de abuso. Créeme que no siempre es el caso. Y es parte de la experiencia humana.

"Acuérdate que dios no te manda más de lo que puedes manejar" o mi favorita "Dios le da sus peores batallas a sus mejores guerreros".


Creer que las prácticas espirituales siempre van a ser luz, amor y brillos. Las meditaciones no siempre son momentos bellos llenos de mensajes de nuestros seres de luz, la práctica no siempre te va a encontrar en tu mejor momento, la constancia de la práctica probablemente flaquee, quizás duela mucho afrontar a tu sombra. No todo es como se ve en Instagram.

"Weeeeeeey! Vamos al temazcal a desintoxicarnos deliiiii"

"Ay no, esta postura no me gusta porque no me sale."


Sentimientos de desapego extremo. Este tipo de desapego no es del que hablaba Buddha. El desapego extremo podría ser disociación, y eso es una respuesta de trauma.

"No, a mi no me afecta el estado del mundo porque todo es una ilusión"

"No dejo que me afecte, porque


Enfocarse solo en la espiritualidad, sin poner atención al presente. Esta es la evitación por excelencia. La espiritualidad nos lleva al momento presente. Usar la espiritualidad como fuga, ór órsitg ealmente es fugarnos de nosotros, El propósito concontrario de la espiritualidad.

“- Oye, y ¿tú no trabajas? – No, bro. Yo ahorita ando buscando vibrar super alto. Hago ayahuasca, medito, hago yoga… pero préstame quinientos varos, ¿no?”

Enfocarse solo en lo positivo. Positividad tóxica (positivismo es otra cosa que tiene que ver con una corriente filosófica y nada con ser positivo) en su máxima expresión.

“Good vibes only!”

“Bueno, pero algo bueno debe de salir de todo esto.”

“Tu deber en esta vida es ser feliz, todo lo demás es una pérdida de tiempo.”

“Ay, ya no estés triste, mejor piensa positivo y échale mil ganitas y así.”



¿Cómo evito caer en spiritual bypassing?

Tenemos que reconocer que todos los que hemos emprendido el camino espiritual hemos incurrido en el spiritual bypassing de una u otra forma y está bien. No nos juzguemos por las herramientas a las que recurrimos para sentirnos mejor o más seguros.

Veamos a nuestro spiritual bypasser interior con mucha compasión, sin censurar ni avergonzarnos de esa parte de nosotros. El hacernos conscientes de ello, es un paso muy grande hacia el evitar caer en esa conducta.


Cualquier camino espiritual que no lidie con temas emocionales o psicológicos en un contexto más allá de lo espiritual, es probable que caiga en el spiritual bypassing. Así que yo recomiendo ir a terapia para afrontar cualquier cosa que surja en el camino espiritual y poderlo integrar armoniosamente.


Dale lugar a tus emociones y sentimientos, conócelos e integralos a ti. Las emociones son el lenguaje del alma, son de lo más humano que tenemos y en realidad, la experiencia humana es la experiencia espiritual por excelencia.


Trabajar heridas emocionales y trauma. La espiritualidad inevitablemente nos hará tocar con nuestras heridas y traumas (shadow work o trabajo de sombra). Es fundamental sentarnos con ellas y trabajarlas a profundidad. Seguramente has escuchado la frase "La única forma de salir es atravesando", y en este caso, es así. Así que apóyate de tu red (puede ser un maestro y un psicoterapeuta) para hacer este trabajo.


Reconoce y libera los patrones que ya no te sirven. Para esto, creo que es fundamental la psicoterapia, en especial la corriente cognitivo-conductual para poder desaprender patrones y conductas antiguas y quizás disfuncionales, por alternativas actualizadas para la persona que eres hoy.


Establece y crea límites claros. La compasión a todos es algo que se repite en muchísimas tradiciones y, en lo personal, es uno de mis estandartes. Sin embargo, hay que asegurarnos que esa compasión también nos incluya a nosotros. Lo más compasivo que podemos hacer por nosotros, es establecer límites claros sobre cómo queremos llevar nuestras relaciones interpersonales.


Hazte responsable de ti mismx. Alguien muy sabia me dijo alguna vez que la responsabilidad era liberación. El hacernos responsables nos da la agencia y capacidad para elegir sobre qué queremos y buscamos, nos da autonomía y sobre todo, la libertad de elegir qué si y qué no queremos en nuestra espiritualidad. No dependo de que alguien o algo (un libro, comúnmente) me diga de qué forma vivir mi espiritualidad.


Ponle atención a lo que te da energía, te drena y a lo que te inspira. Tu corazón es tu mejor guía. Vivir tu autenticidad es vivir en expansión y, créeme, no hay cosa más espiritual que eso. Bueno, no me creas, experiméntalo y cuéntame qué tal te fue. Haz lo que a ti te haga sentir que es lo correcto para ti. No tienes que ir tras la felicidad siempre. A veces te expande más llorar que irte de fiesta. Quizás un kirtan no es lo tuyo, pero te inspira escuchar otro tipo de música. No hay una receta de qué es la espiritualidad.


La espiritualidad no es ninguna medida de pureza ni una competencia de que a ver quién tiene el aura más limpia, quién es más vegano, cada cuanto canto mantras o qué posturas de yoga me salen. La espiritualidad es tan diversa como lo somos los seres humanos. Sin embargo, recuerda que hay puntos ciegos que nos pueden hacer caer en trampas que, más allá de conectarnos con nuestro Ser y ayudarnos a conocernos mejor, nos alejan de ese propósito y sobre todo, de nosotros mismos.


En la espiritualidad, así como con todo, te invito siempre a cuestionar y a encontrar tu propia versión de lo que para ti es lo correcto. Cada uno tenemos nuestra propia experiencia y percepción de este mundo de dualidades. Nada es absoluto, como diría mi maestra de filosofía y menos en la experiencia espiritual de cada quien. Nadie tiene las llaves del Edén que abran la puerta para todos.


Date permiso de escuchar, de aprender, de abrir tu mente y evolucionar según lo que te acomode en el momento. Y acuérdate que la transformación se da a través de la integración en cada uno de nuestros cuerpos (o niveles, como le quieras llamar), y eso lleva un proceso y algo de tiempo, en el cual, seguramente te vas a caer, vas a llorar- a veces de tristeza y otras de felicidad-, te vas a sentir como si no tuvieras rumbo, a veces vas a estar en éxtasis y a veces, vas a vivir como un ser humano completamente normal en un mundo normal. Toda experiencia es espiritual si estás presente, nada tiene que ser o verse de ninguna forma para ser espiritual. Tu experiencia humana es la verdadera experiencia espiritual.






Gracias por leerme.

Ve a terapia <3










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